Felipe Vallese (1940-1962), militante de la JP, es el primer detenido-desaparecido de la historia contemporánea argentina.
Fue secuestrado el 23 de agosto de 1962 y visto brutalmente torturado en una comisaria de Villa Adelina.
El gobierno de Frondizi se caracterizó por la inestabilidad institucional sometida a sucesivas crisis y planteos militares, por las constantes huelgas gremiales y de la CGT con que la clase trabajadora respondía al paulatino cercenamiento de sus derechos y por la respuesta gubernamental de creciente represión al movimiento peronista.
La movilización militar de los trabajadores en paro y la aplicación del plan Conintes fueron los ejes de la respuesta instrumentada.
El hijo de Felipe Vallese, entrevistado por Mario Wainfeld durante el programa Gente de a pie (Radio Nacional), cuenta su historia a 50 años de la desaparición de su padre. 23/08/12.
Llegado el año 1962 que sería el último de su mandato, su ministro del Interior Alfredo Vítolo, firmó un documento con los jefes militares garantizando que no se permitiría a Perón volver al país.
Es que frente al inminente proceso electoral previsto para el 18 de marzo de ese año, había trascendido que la fórmula que el peronismo presentaría en la provincia de Buenos Aires iba a estar integrada por Andrés Framini como gobernador y Juan Perón como vice.
A fin de aquel mes de enero, Vítolo anunciaba que el gobierno rechazaría la candidatura de Juan Perón.
Paralelamente el juez electoral Leopoldo Isaurralde de abierta filiación frondicista declaraba que Juan Perón no podía ser candidato por no tener residencia, no estar en el padrón y ser un fugitivo de la justicia.
Para que nada quedara librado al azar, el cardenal Antonio Caggiano, recordaba que la excomunión estaba en vigencia.
El 10 de marzo Frondizi pronosticó en conferencia de prensa que los ciudadanos iban a dar las espaldas a Perón en las elecciones y acusó al peronismo de impedir la pacificación.
Contra la alquimia y la aritmética gubernamental, el pueblo de la provincia de Buenos Aires, eligió aquel 18 de marzo como gobernador a Andrés Framini, quien finalmente había ido acompañado por Marcos Anglada como vice-gobernador, quienes concurrieron bajo las siglas de la Unión Popular.
El pueblo no había dado la espalda a Perón y por el contrario hería de muerte al gobierno de Frondizi.
Fue este el hecho político más importante producido por el peronismo desde 1955
El triunfo de Framini fue la más palmaria demostración que el peronismo seguía siendo mayoría, que su voluntad era inquebrantable y que no estaba dispuesto a presentarse «manicurado» para ser aceptado.
Por el contrario, Perón había elegido a un dirigente obrero, un histórico peronista, para encabezar aquella fórmula.
Las fuerzas armadas reclamaban la proscripción del peronismo, un nuevo gabinete y la expulsión del país de Rogelio Frigerio.
Aramburu por su parte, «aconsejaba» la renuncia de Frondizi y el comandante del Ejército general Raúl Poggi le pedía efectivamente la renuncia.
El día 27 el presidente declara «no me suicidaré, no renunciaré y no dejaré el país».
Dos días después frente al movimiento de tropas, renuncia, y es arrestado en Olivos y trasladado a Martín García.
El día 30 de marzo asume José María Guido como presidente de la Nación, hasta entonces, presidente del Senado.
El gobierno títere de Guido, no es más que una fachada tras la cual gobiernan los militares.
El 24 de abril, el nuevo presidente anula las elecciones ganadas por el peronismo: Andrés Framini había anunciado que el 1º de mayo asumiría la gobernación y pese a la anulación concurre acompañado por altos dirigentes a la casa de gobierno provincial, labrando un acta.
Las provincias donde el peronismo o los partidos neoperonistas había triunfado eran las siguientes: Buenos Aires, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Chaco, Misiones, Río Negro y Neuquén.
El 24 de julio por un decreto del Poder Ejecutivo queda prohibido el proselitismo peronista, la exhibición publicitaria de fotografías y marchas.
Nuevamente, bajo otro rótulo, reaparece el decreto 4161.
El mes de agosto se inicia con una huelga general de 48 horas decretada por la CGT.
Este mes, más precisamente el 23 de agosto, se produce un hecho que conmueve al movimiento peronista: es secuestrado el obrero metalúrgico y dirigente de la juventud peronista Felipe Vallese.
El reclamo por su vida se convierte en bandera de lucha: «un grito que estremece, Vallese no aparece»
Felipe Vallese tenía 22 años y era delegado desde 1958 en la fábrica TEA S.R.L., paralelamente con su actividad gremial tenía una intensa actividad militante en la Juventud Peronista.
Era integrante del grupo de Corrientes y Esmeralda y había secundado a Gustavo Rearte en el copamiento del puesto de la aeronáutica en Ezeiza.
Sin embargo, no es secuestrado por la policía de la provincia de Buenos Aires por su propia actividad, sino buscando a su amigo Alberto Rearte.
Se trató de un procedimiento ilegal en jurisdicción de la Capital Federal y Vallese fue secuestrado frente al número 1776 de la calle Canalejas.
La justicia a instancias de su familia y de la UOM reconstruyó el camino hacia la muerte de Felipe Vallese hasta la comisaría de Villa Lynch donde desaparece después de ser terriblemente torturado.
Su cuerpo jamás apareció pero su nombre desde entonces simboliza lo mejor de aquella juventud que no reparó en peligros por la defensa de sus ideales.
Hoy, la calle Canalejas lleva su nombre y así también se denomina el salón de actos de la CGT en su sede de la calle Azopardo 802 de la Capital Federal.
Paradojalmente el asesinato de Vallese no hizo retroceder a la J.P., sino que por el contrario, su ejemplo actuó como un enfervorizador de las conciencias.
En el mes de agosto del año 1963 una acción propagandística de uno de aquellos comandos juveniles sorprende al país: el robo del sable del General San Martín del Museo Histórico Nacional donde estaba en custodia.
El hecho tuvo una repercusión espectacular y el grupo que se lo había llevado del cual era responsable Osvaldo Agosto, exigía para su devolución el retorno del general Perón, la libertad de los presos políticos y la devolución del cadáver de Evita.
La operación fracaso por la confesión de una persona que conocía el hecho y que cayera presa en otras circunstancias. Pero el efecto había sido logrado.
La represión, por su parte no se quedaba atrás y ampliaba sus círculos: 84 personas de filiación nacionalista fueron detenidas en Buenos Aires por realizar un homenaje a Juan Manuel de Rosas.
En Posadas se detiene a otros veinte acusados de formar parte de una conspiración «peronista/comunista».
También es clausurado el Teatro La Máscara y poco después, la agencia Télam.
Aquella acción represiva no era mayor, porque los militares estaban empeñados en enfrentarse violentamente entre sí: en septiembre de 1962, se habían producido los primeros choques entre «azules» y «colorados», los que se repitieron en el año siguiente.
El peronismo seguía siendo «el hecho maldito» de la política argentina.
A esta altura, parecía -y así fue- que no alcanzaban las leyes para prohibirlo, declararlo fuera de la ley e intentar borrarlo del mapa.
En noviembre de 1962 se dicta el Estatuto de los Partidos Políticos que excluye al peronismo.
Como si fuera poco, en febrero de 1963 se firma un decreto ley que proscribe el peronismo en las elecciones del 23 de junio cuya convocatoria ha sido anunciada por el comandante en jefe del ejército general Juan Carlos Onganía.
El odio gorila no cesaba, la comisión liquidadora de los bienes de Juan Domingo Perón (Dto. 8124/57) distribuye lo recaudado entre varias entidades.
El 10 de abril, se dicta una nueva reglamentación del decreto ley 7165 que prohibe la exaltación del peronismo: la marina ha hecho un planteo por la participación neoperonista en las elecciones.
El 17 de mayo de ese mismo año, por decreto se prohibe al Partido Unión Popular, pese a tener personaría legal, el presentar candidatos a presidente y vicepresidente.
Como si todo fuera poco, el 18 de junio, por otro decreto, se prohiben todas las candidaturas del partido Unión Popular.
Paralelamente y tratado de divorciar al movimiento obrero de su expresión política, el movimiento peronista, el gobierno títere de Guido permitió que en enero/febrero de aquel año se celebrara el anhelado Congreso Normalizador de la CGT, en el que estuvieron representadas 100 organizaciones sindicales de primer y segundo grado, eligiendo como secretario general a José Alonso del gremio del vestido, uno de aquellos dirigentes de relevante actuación antes de 1955, habiendo sido diputado y director del diario «la Prensa» cuando quedó en manos de la central obrera.
El Congreso Normalizador, liderado y homogeneizado por las 62 Organizaciones, criticó en su declaración final el decreto de Seguridad del Estado promulgado por el nuevo gobierno y exigió la libertad de los detenidos y condenados por cuestiones políticas, el esclarecimiento de los secuestros y la investigación de las torturas.
También reclamó la aparición con vida de Felipe Vallese.
Se iniciaba una etapa de gran vitalidad política de la CGT y de enfrentamiento con el gobierno.
Las 62 Organizaciones, lideradas por la UOM, cuyo secretario era Augusto Vandor, comprendieron que se estaban creando las condiciones en el país para una nueva contraofensiva del peronismo.
Para las anunciadas elecciones nacionales, hasta ese momento se perfilaban como posibles candidatos Vicente Solano Lima-Carlos Sylvestre Begnis, por el Frente Nacional y Popular y Raúl Matera-Horacio Sueldo por el partido Demócrata Cristiano. Matera es proscripto, y finalmente tampoco se presenta Solano Lima-Begnis, y Juan Perón da órdenes de votar en blanco.
El 24 de julio el Colegio Electoral elige presidente de la República a Arturo Illia y como vice presidente a Carlos Perette de la Unión Cívica Radical del Pueblo quienes en las elecciones sólo alcanzaron el 24,9% de los votos.
Su escasa base popular y la proscripción del peronismo harían que su gobierno tuviera pies de barro: en dos años y ocho meses los militares volverían al poder.
No es de extrañar que ese álgido 1963, se cerrara con una violenta represión a la masiva concentración celebrada en plaza Once, el día 17 de octubre, en que el Cuadriunvirato que dirigía como comando táctico, el peronismo, diera a conocer por boca de Andrés Framini, una declaración, en la que se exigía «Derogación de toda legislación represiva y de los decretos que establecen proscripciones o cualquier forma de discriminación. Inmediata convocatoria a elecciones generales en todo el país para que el pueblo pueda elegir libremente y sin condiciones, todos los cargos electivos, desde Presidente para abajo.
Regreso inmediato e incondicional a la Patria del Jefe del Movimiento Peronista, compañero Juan Domingo Perón. Restitución de los restos de la compañera Eva Perón.
Estas exigencias políticas iban acompañadas con un programa de propuestas económicas y sociales y se declaraba el «estado de movilización popular, como método revolucionario para la conquista de los objetivos enunciados».
Los Compañeros de Utopías de la Mesa de los Sueños de la Agrupación Oesterheld lo Declaran Patriota del Pueblo y de la Patria «IN MEMORIAN» por su lucha en la Primera Resistencia peronista luchando por la vuelta al país del general Juan Domingo Perón, en el marco de su proscripción, durante el gobierno de Arturo Frondizi en pleno Plan Conintes de represión a las luchas populares, siendo el primer desaparecido contemporáneo de Argentina.