El 1ro de marzo se celebra el Día del Ferroviario reivindicando el traspaso al Estado nacional a los Ferrocarriles, que se encontraba en manos de capitales extranjeros.
Un Estado Nacional no puede desarrollarse políticamente y Económicamente Soberano sino no controla y regula el Transporte masivo, la energía y las comunicaciones, por lo que la Nacionalización de los FFCC es un hito histórico que no sólo debemos recordar y reivindicar, sino trabajar para la recuperación integral de nuestra red ferroviaria para un Proyecto Nacional.
La Ley Mitre (1907) había prorrogado las privatizaciones ferroviarias por 40 años, por lo que en 1947 finalizaban las franquicias nacionales, provinciales y municipales para los ferrocarriles de capital extranjero, asumieran los mismos compromisos que cualquier otra industria radicada en el país.
El ferrocarril había sido trazado respondiendo a la concepción de un país colonial, vinculaba las ricas llanuras del interior con los puertos, para las exportaciones de materias primas y las importaciones de manufacturas de origen industrial, salvaguardando los intereses extranjeros y consolidando la dependencia del país evitando la intercomunicación regional del interior.
Incorporar los ferrocarriles al “activo de la Nación” pudo terminar con la salida incontrolable de divisas, recuperando el dominio de las tarifas y la circulación por los ramales, protegiendo el desarrollo regional e impulsando la industria. Desde muchos años antes la Causa nacionalizadora había sido reivindicada por el movimiento obrero organizado, y especialmente por los trabajadores ferroviarios.
En 1917 las organizaciones del riel lo habían propuesto como garantía para el progreso del país, en 1938 habían exigido la nacionalización del Ferrocarril Central Córdoba y La Fraternidad había propuesto que el Estado los adquiriera, para cambiar la política de ahogo de la economía denunciada por Scalabrini Ortiz, quien ponía en evidencia intereses y complicidades que defendían el trazado ferroviario, una verdadera “telaraña metálica”, que al aprisionar al país impedía su desarrollo.
La Causa nacionalizadora fue interpretada por Perón apenas 2 años después de asumir el gobierno, y las negociaciones encabezadas por el Ministro de Economía Miguel Miranda dieron sus frutos.
Después de meses de discusiones se acordó pagar con disponibilidades de fondos argentinos existentes en Inglaterra, y el gobierno cumplió con su programa nacionalizando las empresas ferroviarias, las tierras y propiedades y a más de 200 mil ferroviarios, incorporándolos al “activo de la Nación”.
Aquella gesta implicara un paso gigantesco en la Independencia Económica de la Argentina, y que junto a nacionalización de las comunicaciones, la flota de mar, las obras publicas construían el "Estado de Bienestar" que impulso la promoción social ascendente y la Justicia Social.
Las dictaduras cívico-militares y las democracias restringidas del 55 en adelante, siguiendo las directivas del FMI sobredimensionaron administrativamente a las empresas públicas para provocar su insuficiencia, lo que denunciadas por los medios masivos de comunicación generaron un estado de ánimo para la privatización de las Empresas Públicas y la desaparición del Estado de Bienestar.
La recuperación de las empresas estratégicas como la de Transportes masivos, la energía y las comunicaciones son esenciales para la reconstrucción de un Estado Nacional Socialmente Justo, Económicamente Libre y Políticamente Soberano.
