miércoles, 27 de septiembre de 2017

PABLO AVELLUTO, MINISTRO DE LA ANTICULTURA Y LA DESMEMORIA.


He escrito con el mayor desprecio por este Ministro. No merece mi respeto, y la historia, sin duda, lo juzgará como lo que es: un Clown distinto, o sea un payaso provocador de bronca (jamás de risa), ya que su visión del mundo y sus intentos de posarse por encima de sus fracasos, nos muestra, sin tapujos, que nunca podrá conseguir un lugar de relieve en el mundo de los hacedores para el bien común, sino, por el contrario, su misión resultará cada vez más calamitosa e insignificante.

Con el mayor desprecio por este Ministro de Cultura, o mejor dicho del Ministerio de la Anticultura.

Anticultura, que otrora la impusieron los “civilizadores” a cañonazos, y hoy (hasta ahora) mediante métodos persecutorios, demonizantes, desmovilizadores, plagados de mentiras y tratando de imponer una subjetividad (una manera de sentir) que posibilite que ciertos sectores de la sociedad acompañen un proceso nuevo (no tanto) para desvalorizar aquello que hemos construido, con mucho esfuerzo, en los conceptos de Memoria, Verdad y Justicia, como así en una perspectiva de rescate del concepto de Patria y de Nación.

No resulta novedoso lo que informa el diario Página 12, en la edición del 24 de Setiembre de 2017, sobre el “Encuentro con estudiantes universitarios organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, en donde el NEGACIONISMO fue el centro de la escena.

Señala el matutino que “en el encuentro Ideas, “Pensemos juntos el futuro”, los jóvenes universitarios seleccionados de distintas provincias para participar de debates y asistir a clases magistrales, advirtieron que los hicieron reflexionar en torno a frases como “La memoria genera acciones de horror”

“La democracia es la dictadura de las mayorías” y “hay que aceptar cierto grado de impunidad en pos de la paz”.

Así dada las cosas “los asistentes inscribieron a los debates en un campo de retroceso democrático”.

Agregando que “En los sucesivos ejercicios que les propusieron a los alumnos, los moderadores consideraron nocivas las luchas por la Memoria, e incluso esgrimieron ideas a favor de la reconciliación y la impunidad”, y que “todos los debates rondaban en torno al hecho de que recordar generaba reacciones tóxicas”.

Lisa y llanamente infame, canallesco, reaccionario y mendaz.

Relatan los alumnos presentes que los instructores, militontos descerebrados de la cofradía de los inteligentuales llegaron a señalar que “La memoria genera acciones de horror”, y que “La democracia es la dictadura de las mayorías”.

Y no resulta novedosa la actitud de este Ministerio de la Anticultura, toda vez, que una de las primeras medidas adoptadas, más precisamente el 30 de Diciembre de 2015, por este personaje advenido a titular de Ministerio, mediante el Decreto 269, y para “generar las condiciones para el ejercicio libre e independiente de la investigación sobre el pasado”, dispusiera la disolución del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego en nombre “de la más absoluta pluralidad ideológica”.

Por suerte, si le podemos llamar suerte, estamos frente a un gobierno, cuyo presidente y sus acólitos (funcionarios o no) permanentemente proclaman a viva voz de lo que se trata es de crear (imponer) una “nueva cultura”.

Esa “nueva cultura” que avanza a pasos agigantados, pretensión íntima de Cambiemos, no está sola en los guiones “duránbarbescos”, sino en la dura ideología del establishment local y global, actualizada por la Sociedad Rural, IDEA y otras Instituciones de triste trayectoria y llevada a cabo por un partido vecinal que (por los votos) rige el destino de los argentinos a contra pelo de los legítimos intereses del Pueblo.

“Cambiemos” se presenta como una renovación modernizante de la política y se siente tan modernizante, que creen haber fundado la Nación, o como les gusta llamar “la República” el 10 de Diciembre de 2015, sin tener en cuenta que tenemos más de 500 años de historia, historia de luchas, de triunfos y derrotas, pero con un Pueblo que ha sabido “salir” de los laberintos por arriba y hacia adelante.

Y que sin duda volverá a manifestarse.

Esto, que ha sucedido, presupone estar atento.

No permitirlo.

Levantar la voz y reconocer que John William Cooke, fue claro y explícito cuando señaló que “con la resistencia sólo no alcanza, sin contraataque no hay victoria”.

La victoria estará dada en la medida que contraataquemos en el campo, justamente, de la cultura, donde se libra la mayor de las batallas.

O ellos y la palmaria estupidez de “cercenar” el pensamiento, el conocimiento y la memoria, o nosotros, el Pueblo argentino, imponiendo una cultura nacional, popular, federal y de unidad iberoamericana.

He escrito con el mayor desprecio por este Ministro.

No merece mi respeto, y la historia, sin duda, lo juzgará como lo que es: un Clown distinto, o sea un payaso provocador de bronca (jamás de risa), ya que su visión del mundo y sus intentos de posarse por encima de sus fracasos, nos muestra, sin tapujos, que nunca podrá conseguir un lugar de relieve en el mundo de los hacedores para el bien común, sino, por el contrario, su misión resultará cada vez más calamitosa e insignificante.

Por Osvaldo Vergara Bertiche 

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