EL DERRUMBE DE MACRI
No se trata ya de ser más o menos oficialista, si lo votó o no, si odia al gobierno anterior o lo ama, sólo se trata de mirarse al espejo, reflejar la situación familiar e individual de los últimos 16 meses, como cambiaron sus prioridades en cuanto a preocupaciones y hasta la forma de alimentarse, desde la entrada de segundas marcas a su hogar hasta al restricción en compras menores, que hasta ayer eran habituales, desde ropa hasta salidas de esparcimiento, hoy prohibitivas. Se supone que venía el cambio, pues se cambió.
Una vez más, como en sus aventuras antipersonalistas en los años de Alvear, combatiendo a Irigoyen, como su complicidad en la Unión Democrática de la mano del embajador de EEUU, Braden combatiendo a Perón, lo repitieron el 1955 aliados a los ingleses del golpe sangriento, fueron cómplices de la proscripción del peronismo, con Frondizi e Illia, más allá de sus valoraciones personales, fogoneó Balbín el golpe de 1976.
Ese radicalismo escribió su ruta de muerte como parte del movimiento nacional.
2- Hoy, como ayer un sector importante de ese partido centenario, que supo desde Alem, la Revolución del Parque que coronaron Irigoyen y su impronta en la ley Saenz Peña, garantizando el voto del pueblo, siendo coherentes con su historia.
Fueron capaces de gestar FORJA fuerza de orientación radical joven Argentina, donde Jauretche, D´Alesandro con Scalabrini Ortiz, Homero Manzi y otros intelectuales que fueron quienes reconocieron en el peronismo, la irrupción del movimiento nacional revolucionario del siglo XX. Patria- antipatria piedra basal del movimiento nacional.
Nunca había sido el radicalismo aliado electoral de empresarios aventureros, sumados al coro mediático y títeres todos, de los planes hegemónicos del imperio, monitoreados por la embajada de EEUU y ordenados por los planes que el poder mundial, tiene reservado para la Argentina Colonial del siglo XXl, que vinieron a construir, con dependencia económica y sujeción militar, como el resto de América Latina, donde las bases militares estadounidenses, despliegan su arsenal, poniendo una región de paz, en riesgo de guerra.
Esta alianza, como antes con las dictaduras militares, fue deteriorando al partido a niveles de confianza mínimos en el pueblo argentino, llevando al mismo tiempo a un alejamiento de sus posiciones, nacionales y populares, “progresistas” que había logrado recuperar con Alfonsín y su adhesión a la social democracia europea, que aunque claudicante neoliberal, ya en esa etapa, aún conservaba una espuma socialista en sus planteos de derechos sociales.
Este gobierno que se derrumba por sí solo, más allá que quieran adjudicar situaciones desestabilizadoras a una oposición que aparece dispersa, con marchas y contra marchas, acusando en especial al kirchnerismo, el oficialismo en sus esfuerzos estériles por separar esa fuerza del peronismo.
Desde el movimiento obrero en sus diferentes expresiones CTA, Corriente Federal de Trabajadores, CGT sumados a los movimiento sociales que han logrado unificarse en los reclamos y las movilizaciones, constituyendo junto al conflicto social emergente, una tormenta perfecta, en donde el gobierno coloca la nafta, más allá que llame a los bomberos diariamente.
Por lo tanto en una situación explosiva, el gobierno en vez de tomar nota de la realidad, se dedica a agitar la situación avanzando con sus planes de flexibilización laboral, congelamiento de las leyes paritarias, disminución de salarios jubilatorios al alterar la fórmula poliménica por ley de ajuste automático, que pocos entienden pero millones de beneficiarios sufren.
Al dedicarse a cumplir los mandatos recibidos, sin tomar en cuenta el contexto social en el cual se desenvuelve la vida del país, el gobierno se está suicidando.
No se trata ya de ser más o menos oficialista, si lo votó o no, si odia al gobierno anterior o lo ama, sólo se trata de mirarse al espejo, reflejar la situación familiar e individual de los últimos 16 meses, como cambiaron sus prioridades en cuanto a preocupaciones y hasta la forma de alimentarse, desde la entrada de segundas marcas a su hogar hasta al restricción en compras menores, que hasta ayer eran habituales, desde ropa hasta salidas de esparcimiento, hoy prohibitivas.
Se supone que venía el cambio, pues se cambió.
En tanto el presidente que confunde cuando le gritan desde lejos y cree que lo están aclamando, cuando lo están insultando, hasta que concurre a bunkers televisivos, que consideran él y su equipo aliados inconmovibles y salen heridos con preguntas simples, del sentido común, que no encuentran ni ahí, en un lugar de refugio, respuestas adecuadas a una realidad que desconoce.
Esto concede al análisis un panorama preocupante, dado que el funcionamiento de la principal institución de gobierno ejecutivo, se encuentra en peligro cierto, de desierto de reflejos políticos, con lo que ello significa en su repercusión social.
El aumento de la dureza para con el sector docente, el incumplimiento de las leyes, los techos paritarios impuestos a presión, la reacción de los gremios, la satanización de sus dirigentes, los descuentos de sueldos por huelga, las amenazas de voluntarios convocados, constituyen un combo explosivo que además de convocar movilizaciones masivas de docentes de todo el país, moviliza al resto de la sociedad en una lucha que siente como propia, al ser el test del gobierno para avanzar sobre el resto de los trabajadores paritarios.
Esta señal negativa, motorizó al conjunto de los gremios que sintieron que venían por ellos también.
La respuesta de este gobierno agónico, fue el endurecimiento de las amenazas represivas, desde la vocería de la ministra “pistolera” de seguridad, quien manifestó, que quienes protestan se hagan cargo de las consecuencias.
Es la primera vez en democracia que la represión es planificada con protocolo, que fue entregado en EEUU por el FBI, o sea una represión que siempre fue respuesta espontánea a una situación puntual, ahora es una repuesta masiva, amenazante que lejos de ser disuasiva, los peronistas sabemos que es movilizadora, que obliga a más organización y a disputar la calle como espacio público, a las fuerzas de la represión, en un gobierno que se ha quedado sin balas políticas, que ha saqueado al país en pocos meses y sólo le queda recurrir a las balas de verdad, que todos sabemos cómo termina.