En la homilía del Jueves Santo, el papa Francisco alertó contra la colonizaciones ideológicas que sufren nuestros pueblos y llamó a liberarse de estas “nuevas esclavitudes”.
Esta expresión “colonización ideológica” ha sido utilizada por el papa en reiteradas ocasiones, para criticar tanto el rol de los medios masivos de comunicación, como agendas que el capitalismo actual intenta instrumentar en todo el mundo contra la familia como célula básica de la comunidad, el relativismo posmoderno y la cultura del descarte.
Francisco ha definido esta “colonización ideológica” en otras ocasiones como “entrar en un pueblo con una idea que no tiene nada que ver con él; con grupos del pueblo sí, pero no con el pueblo, y así colonizar un pueblo con una idea que cambia o pretende cambiar su mentalidad o su estructura.
Durante el Sínodo de los Obispos, los obispos africanos se quejaban de esto, que es como poner ciertas condiciones para conceder un préstamo (…)
El pueblo tiene su cultura, su historia; cada pueblo tiene su cultura.
Cuando los imperios colonizadores imponen sus condiciones, pretenden que los pueblos pierdan su identidad y que se cree uniformidad. Ésa es la globalización de la esfera: todos los puntos son equidistantes del centro.
Pero la verdadera globalización –me gusta decir esto– no es la esfera.
Es importante globalizar, pero no como la esfera, sino como el poliedro, es decir, que cada pueblo, cada parte, conserve su identidad, su ser, sin ser colonizado ideológicamente”.
“Hoy las ciudades se cautivan no tanto a punta de lanza sino con los medios más sutiles de colonización ideológica.
Solo la unción de la propia cultura, amasada con el trabajo y el arte de nuestros mayores, puede liberar a nuestras ciudades de estas nuevas esclavitudes”, sostuvo el Jueves Santo.
Francisco habló en la Basílica de San Pedro ante 1800 sacerdotes, 70 obispos y 50 cardenales, a quienes explicó:
“Lucas señala cuatro grandes grupos que son destinatarios preferenciales de la unción del Señor: los pobres, los prisioneros de guerra, los ciegos, los oprimidos”, y los llamó a consustanciarse con los pobres y oprimidos: “Viniendo a nosotros, queridos hermanos sacerdotes, no tenemos que olvidar que nuestros modelos evangélicos son esta gente, esta multitud con estos rostros concretos, a los que la unción del Señor realza y vivifica”.
Volvió a criticar al “clericalismo”, al que comparó con la escena bíblica en la que los discípulos buscaban “querer asegurarse la comida y la propia comodidad desentendiéndose de la gente”.
Francisco encabezó ese viernes el tradicional Vía Crucis en el Coliseo romano con un mensaje centrado en la denuncia de la trata de personas.
Francisco habló en la Basílica de San Pedro ante 1800 sacerdotes, 70 obispos y 50 cardenales, a quienes explicó:
“Lucas señala cuatro grandes grupos que son destinatarios preferenciales de la unción del Señor: los pobres, los prisioneros de guerra, los ciegos, los oprimidos”, y los llamó a consustanciarse con los pobres y oprimidos: “Viniendo a nosotros, queridos hermanos sacerdotes, no tenemos que olvidar que nuestros modelos evangélicos son esta gente, esta multitud con estos rostros concretos, a los que la unción del Señor realza y vivifica”.
Volvió a criticar al “clericalismo”, al que comparó con la escena bíblica en la que los discípulos buscaban “querer asegurarse la comida y la propia comodidad desentendiéndose de la gente”.
Francisco encabezó ese viernes el tradicional Vía Crucis en el Coliseo romano con un mensaje centrado en la denuncia de la trata de personas.