Distribución de la riqueza y pleno empleo, Planes Quinquenales y derechos sociales, con el respaldo de un movimiento obrero organizado bajo la conducción de Perón y Evita.
Ella, de primera dama a líder política: promovió el voto femenino, redobló su obra en la Fundación de Ayuda Social, impulsó al Partido Peronista Femenino, profundizó su relación con la CGT y se desvivió en dignificar al Pueblo.
Ninguna crítica despiadada de la oposición le hizo mella. Pero lo que ellos no pudieron, lo pudo su cuerpo.
El cáncer de matriz detectado en 1950 avanzó, tanto como avanzó su lucha.
El 22 de agosto de 1951 iba a legalizar su poder con un hecho de masas, donde la demostración que el Pueblo todo la legitimaba.
Y se intentó otro golpe más duro que el cáncer: la presión militar y de la oposición impusieron días después su Renunciamiento, aceptado por ella en una transmisión radical por cadena nacional.
Luego – tras el intento de golpe del general Menéndez – el suministro secreto de armas, por parte de Evita, a la CGT y el intento de milicias obreras fue abortado por quienes luego volverían esas armas contra Perón.
El 17 de octubre, dedicado a ella, fue una despedida al Pueblo y a su hombre.
La operación en noviembre – cuando ella postrada votó por primera y única vez – dio pocas esperanzas.
Ya en el ‘52 la suerte estaba echada, pero aún dió batalla como en el discurso del 1º de mayo donde llamó a defender a la Revolución y a su Líder.
Como afirmó el historiador Fermín Chávez: El “Evita se muere” no era ya una frase más, politizada. Era una verdad.
Como verdad fue la afirmación del Padre Hernán Benítez: “Compañeros: pedimos el milagro de la salud de Eva Perón. Ya nos ha concedido otro: el milagro del heroísmo cristiano de Eva Perón…”.
Al borde de su fin comprometió a su amor: “Juan, pase lo que pase, lo único que te pido es que no abandones nunca a los grasitas”.
Siendo las 20.25 hrs. del 26 de julio de 1952 Evita dio su último suspiro…
En su ejemplo queda potenciar nuestro compromiso de lucha contra “el capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos” de ayer y de hoy, ya que ella nos reclama actuar fanáticamente, bajo la fe peronista, el amparo del Movimiento Obrero Organizado y de las fuerzas sociales que se forjaron en la lucha contra la exclusión neoliberal como fuerzas revolucionaria de la Patria.
Por Pablo Adrián Vázquez