martes, 3 de octubre de 2017


BILLETE DE 20 PESOS: ¿TENÍAN QUE ELEGIR A UN GUANACO PARA REEMPLAZAR A ROSAS? 

 

Funcionarios del Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentaron al nuevo billete de 20 pesos, en el que las imágenes de Juan Manuel de Rosas y del combate de la Vuelta de Obligado fueron reemplazados por la de un guanaco.

La historia les molesta y se hace indispensable, ya no solo manipularla como hicieron sus antepasados de la generación del ‘80 para crear un modelo de ciudadano que poco tenía que ver con lo nacional y mucho con lo europeo, sino directamente prefieren eliminarla.


Funcionarios del Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentaron ayer al nuevo billete de 20 pesos, en el que las imágenes de Juan Manuel de Rosas y del combate de la Vuelta de Obligado fueron reemplazados por la de un guanaco. Sostuvieron que el nuevo billete sigue la línea de incorporar a la fauna local en lugar de los rostros de los próceres y de motivos históricos. Sin embargo, los nuevos billetes de 200 y 500 pesos fueron creados durante la actual gestión con las imágenes de la ballena y del yaguareté respectivamente, en cambio Rosas es el primer prócer sustituido y la figura elegida fue el guanaco. En cambio, Domingo F. Sarmiento tendrá más suerte con su billete de 50 pesos porque en su lugar irá un cóndor, y el de 100 que hoy comparten Julio A. Roca y Eva Perón, lucirá a un ciervo. Por último, el de 1000 que comenzará a circular a fin de este año tendrá a un hornero. Bartolomé Mitre, José de San Martín y Manuel Belgrano en los billetes de 2, 5 y 10 pesos no serán reemplazados porque por una cuestión de costos se convertirán en monedas metálicas.
La moneda en sí misma es un símbolo y así lo entendió la Asamblea Constituyente de 1813 cuando, al mismo tiempo que resolvió suprimir en los documentos públicos el nombre del rey Fernando VII, también eliminó su efigie de las monedas de uso oficial y sustituyó su imagen con la del sol incaico, el nuevo sello distintivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Es sabido que a las nuevas autoridades la historia nacional les molesta, al igual que la idea de “patria”. Basta recordar que cuando el actual presidente prestó juramento, alteró el artículo 93 de la Constitución Nacional y en lugar de jurar desempeñar su cargo “con lealtad y patriotismo”, lo hizo prometiendo “lealtad y honestidad”. Lo mismo sucedió cuando el año pasado encabezó la celebración por el Bicentenario de la Independencia Nacional, y ante el “querido rey” Juan Carlos I de España se refirió a una supuesta angustia de los diputados por independizarse de la corona.
Por su parte, el asesor presidencial Alejandro Rozichner lo expresó con absoluta claridad cuando en una entrevista sostuvo que le gustaría que los significantes como “patria”, “pueblo” o “soberanía” quedaran “barridos de la escena para implantar cambios a favor de cosas más simples y concretas”, porque es una “simbología inútil que se interpone entre la gente y la realidad”. Fue cuando aseguró que para él la palabra “’pueblo’ es un concepto fascista que se usa porque sirve para amuchar a un montón de sujetos en un conjunto políticamente manipulable y para despersonalizar a todo el mundo. A mí me gusta más la idea de personas, de gente, que aunque es una palabra que puede parecer más blanda, me resulta más adecuada porque respeta la individualidad”.
Esta es la razón por la que la historia les molesta y se hace indispensable, ya no solo manipularla como hicieron sus antepasados de la generación del ‘80 para crear un modelo de ciudadano que poco tenía que ver con lo nacional y mucho con lo europeo, sino directamente prefieren eliminarla. Porque, como sostiene el historiador Ezequiel Adamovsky, el “cambio cultural” que el actual gobierno propone “requiere barrer con la historia, acabar con ella, precisamente porque la historia da cuerpo a un ‘nosotros’ que rememora sus mejores días como fruto de la lucha popular y de las gestas colectivas, y coloca al mundo de las elites y los empresarios —pasados y futuros— en un lugar bastante incómodo”.
Este es el motivo por el que eligieron reemplazar a Juan Manuel de Rosas y a la gesta de la Vuelta de Obligado, símbolo de la defensa de nuestra soberanía frente a las poderosas Gran Bretaña y Francia, con la figura de un guanaco. Con todo el respeto y cariño que nos merecen los animalitos.

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